La nueva e inocente mirada hacia tu cuerpo de mujer
La carga que hemos de sostener las mujeres sobre la imagen de nuestro cuerpo es realmente brutal. No exagero. Y seguiremos con ella a cuestas hasta que decidamos independizarnos de la idea de, si no soy como a un hombre le gustan las mujeres, no me van a querer. Esta es una idea colectiva, sustentada y apoyada por toda la sociedad, mujeres y hombres. Nos equivocamos si damos la responsabilidad a los hombres de cambiar este paradigma. Si seguimos esperando que ellos heroicamente y por su voluntad renuncien a las cinturas estilizadas, la piel suave (y sin celulitis), y “un buen par de tetas”, seguiremos perpetuando a la mujer víctima de los hombres. Ya basta de quedarnos cómodamente en el sillón, esperando que ellos cambien y mientras lo hacen, corremos como locas a hacernos masajes anticelulíticos, de vez en cuando volvemos a intentar la dieta, nos estropeamos los pies y la estructura ósea por llevar sexys tacones, y nos perdemos en las tiendas buscando ese pantalón, ese y no otro, que me va a sentar de miedo y con el que me voy a sentir arrolladora, atrayendo miradas de hombres y de mujeres.
¿No suena bastante ridículo? Los hombres difícilmente van a cambiar, sencillamente porque les gusta , y porque se les alimenta por todas partes, en la idea de que una mujer sexualmente atractiva es lo máximo y ya está. Claro que hay de todo, lo se. Pero este es el modelo general, omnipresente, en imágenes y sonido (películas, publicidad, canciones, pornografía, literatura…)
O nos responsabilizamos las mujeres, o seguiremos igual. El nuevo movimiento de consciencia, no pretende ir en contra de los hombres. Todo lo contrario. Las mujeres disponemos de abundante capacidad de amar. Si dejamos de estar contaminadas por lo mental, y todas estas ideas sobre lo deseable, sexi, atractivo, que son puramente mentales, podemos bajar al corazón, descansar en nuestro Ser, en la unicidad de nuestro cuerpo. Una vez ahí desplegar la amorosidad por cada una de nuestras células divinas, que conjuntándose unas con otras crean el milagro de formar un organismo vivo, ese que me alberga y ese que me refleja, pues mi cuerpo y mi personalidad se entremezclan. ¡Qué falta de respeto tan tremenda es no quererlo! Qué absurdo es juzgarlo, condenarlo como si de la Inquisición se tratara. ¡Como puede llegar a ser la mente tan poderosa, tanto como para ir en contra de nuestro cuerpo!
Nuestro cuerpo ES.
A él no le interesan tantas ñoñerías. Si pudiera hablar…
No tiene idea de parámetros, medidas, pesos, vive en la inocencia de Ser. Y nosotras con nuestras mentes contaminadas, le exigimos y hasta le maltratamos para que no sea como es, sino de otra manera.
Salgamos de ese Universo loco. La receta es simple.
“Desde mi corazón, y siendo consciente del bombardeo de demandas y creencias mentales sobre el ideal humano de como debe ser el cuerpo de mujer y para qué, lo abrazo todo. Soy compasiva con el hombre y soy compasiva con la mujer. Ambos hemos jugado a lo mismo. Me doy cuenta ahora, de que cuando me amo, cuando venero, mis células, mis órganos, mis huesos, mi sangre, mis líquidos, mi piel, cuando me inclino ante el milagro de mi vida, ya no necesito la mirada de un hombre para sentirme amada. Si ya me amo yo…, plena me siento. Así me acercaré al hombre y le enseñaré un Universo diferente, le enseñaré a amarme como me amo yo, y le mostraré como yo le amo a él. El corazón es el gran maestro. Ése hombre, decidirá libremente si acepta la invitación o la rechaza. Y yo seguiré amándome, aun cuando a veces, tendré que recoger en mis brazos la tristeza.”
Te invito a que releas este texto, dejándote sentir, todos los días, hasta que percibas que se produce un cambio en la mirada hacia ti. No se trata de eliminar esa estructura tan pesada, que perpetuamos convertida en creencias de nuestro cerebro. No te pelees con ello, no es un camino fructífero. Solo toma cada vez más consciencia de ti misma y ábrete toda tu, a un cambio de mirada.
Yo veo belleza en todas las mujeres de cualquier edad Veo belleza en las ancianas y en la increíble riqueza de formas, tamaños, colores y su combinación entre ellas. Lo encuentro fascinante… Porque mas allá de lo externo, siempre hay una luz que atraviesa la piel. Si dejas que te albergue tu corazón, verás igual que yo.
Y juega, no es serio, ¡es alegre!
Margarita Níama
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